De la estrella se retiene sobre todo su cualidad de luminaria, de fuente de luz. Las estrellas representadas sobre la bóveda de un templo o de una iglesia precisan su significación celeste. Su carácter celeste las presenta también como símbolos del espíritu y en particular, del conflicto entre las fuerzas espirituales, o de la luz, y las fuerzas materiales, o de las tinieblas. Traspasan la oscuridad, son también faros proyectados sobre la noche de lo inconciente.
El simbolismo de la luna, en tanto, se manifiesta en correlación con el del sol. Sus dos características más fundamentales derivan, por una parte, de que la luna está privada de luz propia y no es más que un reflejo del sol; por otra parte, de que atraviesa fases diferentes y cambia de forma. Por esto simboliza la dependencia y el principio femenino, así como la periodicidad y la renovación. En este doble aspecto es símbolo de transformación y crecimiento. Es, además, en otro sentido, símbolo de la noche y del sueño y de lo inconciente.
1 comentarios:
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