lunes, 9 de febrero de 2009

Simbólica de la luna y las estrellas



De la estrella se retiene sobre todo su cualidad de luminaria, de fuente de luz. Las estrellas representadas sobre la bóveda de un templo o de una iglesia precisan su significación celeste. Su carácter celeste las presenta también como símbolos del espíritu y en particular, del conflicto entre las fuerzas espirituales, o de la luz, y las fuerzas materiales, o de las tinieblas. Traspasan la oscuridad, son también faros proyectados sobre la noche de lo inconciente.
El simbolismo de la luna, en tanto, se manifiesta en correlación con el del sol. Sus dos características más fundamentales derivan, por una parte, de que la luna está privada de luz propia y no es más que un reflejo del sol; por otra parte, de que atraviesa fases diferentes y cambia de forma. Por esto simboliza la dependencia y el principio femenino, así como la periodicidad y la renovación. En este doble aspecto es símbolo de transformación y crecimiento. Es, además, en otro sentido, símbolo de la noche y del sueño y de lo inconciente.

Teatro Mágico




El teatro oriental tiene una tendencia metafísica y por lo tanto en el sentido de la religión. En cambio, el occidental tiende al psicoanálisis y por eso, más hacia lo profano. En la Grecia clásica, encontramos un teatro parecido al oriental, también en los misterios medievales y en calderón.
La tragedia ateniense es un monumento religioso.
El teatro representa el mundo y lo manifiesta a los ojos del espectador y porque lo (re) presenta hace percibir su carácter ilusorio y transitorio.
El espectador se proyecta en el actor, que se identifica con el personaje; y comparte los sentimientos expresados, pero la propia expresión de las pasiones lo liberan de lo que permanecía encerrado en él (catarsis).
El teatro contribuye así a desanudar complejos.
Técnica-Expresión-Danza-Epifania

Las cuatro etapas del desarrollo artístico





Mi foto
Julio Recloux, escritor argentino, nació en Buenos Aires en 1965. Cursó estudios de psicología en la Universidad Nacional de Mar Del Plata y de Castellano, Literatura y Latín en el Instituto Superior del Profesorado Dr. Joaquín V. González. Ha sido alumno de Silvia Plager quien lo formó como escritor y coordinador de talleres literarios. Fundó el suyo en abril de 1999. Trabajó, más tarde, también, para la Secretaria de Cultura de la Nación, coordinando talleres en Capital Federal y en la provincia de Buenos Aires. Estudió la psicología de Carl Jung y la obra de Joseph Campbell. Como narrador, ha publicado junto a Ana Quiroga y otros colegas en el 2004 el libro Cuentos al oído de Buenos Aires, editado por la Secretaria de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. En el 2010, publicó la primera antología de su taller bajo el título: Confabulatores Nocturni. Luego, en 2012 Fantasías elementales y La maquinaria del atrapasueños (Ediciones Nueve Puntas). Actualmente dirige el sello Ediciones Nueve Puntas, escribe en la sección literaria de la revista Uno Mismo y trabaja con sus alumnos en forma privada dictando clases individuales y grupales.