Las estaciones han sido diversamente representadas en las artes: la primavera por un cordero; el verano por un dragón escupiendo llamas; el otoño por cuernos de la abundancia desbordantes de frutos; el invierno por una salamandra, etc. La sucesión de las estaciones, como la de las fases de la luna, escande el ritmo de la vida, las etapas de un ciclo de desarrollo: nacimiento, formación, madurez y declive; ciclo que conviene tanto a los seres humanos como a sus sociedades y sus civilizaciones. Ilustra igualmente el mito del eterno retorno. Simboliza la alternancia cíclica del empezar de nuevo.
Técnica-Expresión-Danza-Epifania
Las cuatro etapas del desarrollo artístico
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