Mientras miraba las estrellas, apoyado sobre la ventana, Chuang Tzu imaginaba cómo sería su vida si pudiera volar…
Era lunes, caminaba por las calles de Londres, llevaba un sobretodo gris, zapatos negros, boina y un maletín. No sabía muy bien a dónde iba, pero de todos modos caminaba y no dejaba de hacerlo. Al cabo de unas veinte cuadras, se encontró con una casa, justo en frente de él, era antigua, con muchas ventanas y una enorme chimenea sobre el techo, parecía estar abandonada. Chuang era una persona sumamente inquieta, con grandes ideales (de allí su idea de volar), por eso decidió entrar. Tocó la puerta, pero nadie contestó. Se asomó por la ventana, dentro de la casa observó un jardín gigante, con flores, árboles y aves. Por dentro la casa parecía estar muy bien cuidada, a pesar del aspecto terrible que tenía por fuera. Chuang sentía grandes ganas de entrar, pensó, ideó y luego llevó a cabo su plan. El martes por la mañana volvió a aquella casa y consiguió entrar. En ese momento se sorprendió y asustó, no comprendía qué estaba pasando, era como si al pasar por la puerta se encontrara en otro mundo, lo que Chuang había visto por la ventana, ese jardín, era toda la casa, la casa era un inmenso jardín sin edificios alrededor, ni calles, ni casas vecinas… .
Al caminar por los pastizales, llenos de girasoles y jazmines sentía que se alejaba cada vez más de la puerta, que esa caminata era infinita. A pesar de eso, siguió caminando, como siempre, sin saber a dónde ir, pero sin dejar de hacerlo. El paisaje era cada vez más bello, sentía el cielo y las nubes muy cerca, la brisa rozaba su cara suavemente y alrededor aves de todas las especies junto a él…
Al despertar miró las estrellas por la ventana, y luego ignoraba si era Tzu que había soñado que era una mariposa o si era una mariposa que estaba soñando que era Tzu.
Laila Recloux
El Gran Dragón de los Cielos
Hace 14 años